A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

viernes, 3 de julio de 2015

Camino de espinas...








Dicen los sabios, que las almas antes de encarnar, realizan la elección del camino que van a transitar, para así lograr una etapa mayor de evolución...

Una de mis amigas médicos, hace 25 años atrás, me comentaban esta premisa que les he comentado, y si es así, creo que habemos personas a las que se nos pasó la mano!!!!  jajajaja, o como yo, en la inconsciencia de mi juventud declaré: ¨Así, terminaré limpiecita!!!!¨.

Hoy que he transitado gran parte de mi camino, por este planeta que habitamos, y mirando atrás todo el recorrido, creo que escogí un camino difícil, complicado, pero que sin embargo, también me ha dado grandes satisfacciones personales:

- He tenido una familia maravillosa, unos padres amorosos, tíos, abuelos, primos, de un lado y del otro, que nos han amado a su manera, y por todo ello estoy agradecida.

- Aunque mi padre falleció cuando yo había cumplido 15 años, apenas tres días después, siempre lo recuerdo como el hombre generoso, bondadoso, sabio, amigo, padre, hijo y hermano, que aún hoy a 44 años de su partida, sigue siendo referencia de propios y extraños, y eso dice mucho de un ser humano.

- Mi madre, una mujer fuerte, humilde, trabajadora, exigente, y entregada, sus caricias en mi cabeza, arrodillada a sus pies, mientras ella le daba a la máquina de coser, con la cual nos levantó a mi hermano y a mí, son unos de los profundos recuerdos de mi niñez y adolescencia.

- Mis amigas, compañeras fieles, inseparables de mi vida, desde niña y hasta hoy, son parte importante de mi historia vital, las amo y las recuerdo, incluso aquellas que ya no están a mi lado, pues la vida a veces, nos hace bajarnos del tren, y posiblemente aparecer de nuevo en alguna otra estación o no, pero siempre las recuerdo con amor infinito, por los grandes y los no tan grandes momentos compartidos.jajajaja.

- Mi colegio y mis madres, esas cuatro paredes, tan amadas, en las que dejé mis sueños de niña, de adolescente, de joven y mujer. Donde mi vida estuvo anclada por 35 años, a ellas, de forma directa, y aún hoy, gracias a la red, nos mantenemos en contacto. Siempre les estaré agradecida, por lo mucho que aprendí de mis madres del colegio, de mis compañeras de trabajo cuando fui docente, y de los profesores y profesoras de mi hija, que también estudió allí.

- Mis alumnas y alumnos, que a través de las redes me han ido buscando y recordando, a pesar de que dejé de darles clase por lo menos 30  o 25 años, hoy cuando las veo realizadas: personal y profesionalmente, me siento orgullosa de todo lo que han logrado, de las familias que han formado, de los amigos y lazos que han estrechado. me siento participe de esa fiesta que es la vida, donde a través de las redes, puedo sentirme partícipe de sus pequeños y grandes momentos. Las amo y los amo. Ustedes saben que para mi, son los hijos e hijas putativas, ese árbol de Acacia, frondoso, donde todos se cobijaron en algún momento.

- Mi esposo, compañero por casi 43 años, entre novios y casados, una gran parte del camino!!!. Con sus altas y sus bajas, pues en la vida, el adaptarse el uno al otro, no es fácil, pero hoy, gracias al afecto, a los hijos, a la paciencia, al cariño y a la amistad, somos una pareja que ha durado 40 años casados, toda una proeza, en los tiempos en que la gente se divorcia a las primeras de cambio. Me dio los dos grandes tesoros de mi vida, mis hijos, a quienes amo más allá de lo que se puede decir... las madres sabemos de eso.

- Mis hijos, la mejor cita a ciegas de mi vida, amados desde el instante mismo en que fueron concebidos, atesorados como lo más preciado, respetados como individuos, y como seres humanos que son. Luz de mi vida y de mis ojos, aún en los momentos críticos y difíciles, pero representan el amor más puro y sincero que solo una madre siente por sus hijos, no importa la edad que tengan.

- Los nietos, esos locos bajitos, que van creciendo y adquiriendo independencia, carácter propio, individualizándose, que te ganan cada uno de forma diferente: La mayor, porque es y ha sido una niña dulce, musical, inteligente, sabia como solo los niños pueden serlo; el guaperas, travieso, grácil, dulce, siempre con una sonrisa en la boca, con hoyuelos en las mejillas, y con esos enormes ojos, tan parecidos a los de su madre, mi hija. Son el regalo más hermoso que la vida y Dios me han dado, y solo pido tiempo para verlos crecer y compartir sus pequeños grandes logros.

- A la gente con la cual he contactado, y contacto cada día; algunos se han hecho amigos o amigas, otros, simples conocidos, pero me han brindado la oportunidad de crecer, de aprender, de entender que la vida, a pesar de todo y sobre todo, sigue, continúa, que se aprende sobre la marcha, que no importa que esté por abordar la edad de Diamantes, que me imagine que he sido pulida pacientemente por un tallador, nuestro Dios, y que fruto de ese esmero, soy lo que soy.

- A Dios, por sobre todas las cosas, porque cada día me permite ver de nuevo el sol, que se filtra por mi ventana cada día, y me anuncia que hoy puedo hacer algo nuevo, sembrar una palabra de aliento, dar ejemplo, servir a los demás, sonreír, ayudar, amar, compartir, rezar y mirar hacia el mañana con Fe, desde la Paz de mi alma, y en entrega total hacia los demás. Porque en el servicio y ayuda, me ayudo también yo. Y si este camino de espinas ha sido de utilidad, habrá valido la pena todo lo vivido.

Sólo he mencionado las cosas buenas, piensen en la metáfora que suelo utilizar: 

Mi vida cabe en una caja de zapatos, llena de pétalos de flores de diferentes colores y aromas, esas son todas mis posesiones, lo que he aprendido, lo que he amado, la gente que he conocido y lo que he enseñado. Sólo eso me voy a llevar cuando emprenda el viaje final, y lo cuido con mimo y con amor, pues cuando hagan el juicio de mis acciones, en esos pétalos estarán grabadas todas y cada una de mis acciones en esta vida. Nada poseo, y nada me posee.

Si analizamos mi vida de esta manera, las espinas del camino, no tienen tanta relevancia, como sí las cosas maravillosas: los recodos del camino, los ríos y manantiales que aliviaron mi sed de conocimientos, las sonrisas, las canciones, los momentos de travesuras, porque he sido y soy muy traviesa y mis amigas pueden dar fe de ello, las coplas y fandangos que he cantado y bailado... Vivo y es lo más importante!!!!!.

Dios los bendiga a todos, por estar ahí, por acompañarme, por ser mi refugio en las horas bajas, por ser mis cómplices en las horas buenas, por el amor compartido y por la alegría de vivir. Los quiero y las quiero, con un amor desinteresado, sin género ni edad, pues la amistad no conoce de sexo, religión, filiación política ni status social. Así soy, y así seré, si Dios quiere y hasta donde El quiera.

Mireya Pérez


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