A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 25 de julio de 2015

La importancia de cuidar lo que pensamos y sentimos...









Cada ser humano es un cúmulo de sentimientos, experiencias y pensamientos, que se suceden unos detrás de otros, sin parar, sin darnos apenas cuenta. Muchas veces incluso, pareciera que se dan al unisono, y si somos conscientes de ello o no, puede incluso que nos sintamos abrumados por tanta actividad cerebral...

Lo que somos en realidad, es el producto de todos y cada uno de los procesos mentales que hemos realizado y que realizamos a cada minuto, así como las acciones que efectuamos a cada golpe de respiración o latido del corazón. Por ello es tan importante el hacernos conscientes de lo que pensamos y sentimos, y por encima de todo, de aquello que nos hace sufrir y reaccionar con violencia, como consecuencia de ese pensar o sentimiento.

Las personas no se dan cuenta, pero los que estamos en la acera de enfrente, sí, y nos da un sentimiento de pena y de congoja, no porque nos hagan daño, no, sólo porque sabemos que en realidad esa persona ataca porque está herida y no sabe cómo pedir ayuda, y su reacción instintiva es atacar, como las fieras heridas, pero lo que logran con eso es quedarse cada vez más solas, hasta que llega el día en que no queda nadie a su alrededor, pues uno a uno los fue alejando. Y ¡¡qué dolor de corazón dan!!, porque no hay nada más triste que llegar la la vejez en soledad absoluta, sin nadie que escuche tu voz, sin una palabra de aliento, sin alguien que te de un plato de sopa caliente o un abrazo de buenas noches. Para ellos, las noches se hacen eternas, y no es extraño el conocer que estas personas no duermen, simplemente porque tienen miedo a hacerlo y no despertar jamás...

Las personas tienen libre albedrío, dado por Dios desde el momento mismo de la creación, sin embargo, somos el producto de las enseñanzas de nuestros mayores, de lo que hemos aprendido en las diversas escuelas formales o no, y de las propias experiencias, y cuando llegamos a la etapa adulta, la más importante elección la hacemos nosotros mismos: vivir para el exterior, para las apariencias y el qué dirán; o vivir para aprender y para hacer de nuestra alma un mejor hábitat para la llama divina que Dios puso en cada uno de nosotros. Y es ahí donde surge el gran dilema del ser humano: Creer o no Creer. La mayoría de las personas que no creen en nada, se vuelven irascibles, intolerantes, agresivas, no perdonan a nadie ni siquiera la más mínima falta y la venganza está siempre presente para hacer daño al que aparentemente los ha injuriado...

Sin embargo, el ser humano que tiene Fe, se le nota al instante, porque sus acciones van motivadas en servir y ayudar, son gente generosa con su tiempo, con sus bienes, con sus conocimientos... Parecieran esas grandes aves que cobijan bajo sus alas a sus polluelos, o los grandes árboles que dan sombra y frutos a los animales y seres humanos que se acercan a ellos.

Una persona generosa, alegre y afectuosa hace más amena una charla, siempre tiene cosas que contar, es animosa y dada, siente empatía con los demás y es capaz de sacar una sonrisa al más hosco de los invitados de una reunión. Propaga sin querer ese afecto a la vida, ese dar sin medidas, sin pedir nada a cambio y son gente humildes de corazón, aunque algunos puedan tener alivio económico, pero para ellos no es importante, pues ellos no son las posesiones, ni tampoco los definen, son simplemente ellos, y hacen con su vida lo mejor que pueden y apoyan y guían a la gente para que se superen a si mismos, y son felices con los logros de los demás.

Conocí a una mujer que era feliz cuando las personas que trabajaban bajo su mando se superaban, siempre alentaba a sus compañeros para que estudiaran, desarrollaran un proyecto e incluso los avalaba ante su jefe superior para que ese subalterno fuera escogido para un nuevo cargo, ella era feliz, logró muchas cosas, sin hacer alarde de ello, solo por el simple hecho de servir de puente o de abrir las puertas de la superación de sus chicos y chicas. Y se siente bendecida por esos logros, incluso uno de los chicos cuando se graduó de abogado le llevó una copia del título en agradecimiento a ella, por haberlo convencido de que podía estudiar y superarse, eso señores no se paga con nada y ella nunca esperó tampoco nada.

Por todo lo que he expuesto anteriormente, es importante ver hacia donde van nuestros pensamientos, el escoger los libros o audios que nos puedan ayudar a superarnos, hacernos mejores personas, a entender qué nos sucede y cómo lograr encontrar la paz en nuestras vidas. En este campo de acción hay autores maravillosos que se, por propia experiencia, que los pueden guiar y ayudar. Ninguno de nosotros nació aprendido, pero sí podemos mejorar, cambiar el chip de nuestra memoria, rezar, que es tan importante, acercarnos a Dios y decir simplemente ¡ Aquí estoy Señor, ayúdame! y nuestras oraciones serán escuchadas, y aunque a veces no nos llegue la respuesta, créanme que llega, quizás no con la respuesta que esperábamos, pero llega. Porque a veces lo que pedimos no es beneficioso para nuestra alma, o no estamos preparados para ello, pero con el tiempo y con Fe, todo llega a su debido momento y es ¡¡ maravilloso!!!.

Los autores que conozco y a los cuales he seguid a lo largo de más de 20 años son por ejemplo:
Og Mandino
Dr. Wayne Dyer
Dr. Depra Chopra
Dr. Jorge Bucay
Louise Hay
Paulo Coehlo
Anthony De Mello
Conny Mendez
Carola de Goya
Aracelys Egea y tantos otros...

En la web encontrarán:
www.youtube.com/watch?v=N8nrp_-_5sA 
www.youtube.com/watch?v=RQEdwRKFIjs
www.youtube.com/watch?v=8JMiXW42XHU
www.youtube.com/watch?v=w6yS260wkII
www.youtube.com/watch?v=9DgL60ss1dI
www.youtube.com/watch?v=xdatXS_fNGA


Estos son apenas unos ejemplos del Dr. Wayne Dyer y del Dr. Depra Chopra, pero hay cientos de miles, solo necesitan reconocer que necesitan ayuda en algún área de sus vidas y proponerse mejorar, y crecer, todos lo podemos hacer, no hay que ser especialmente ilustrado, solo querer superarnos a nosotros mismos y confiar en nuestro guía, en Dios.

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros, que siempre tengamos la oportunidad de crecer como personas y de mejorar nuestras relaciones interpersonales e incluso las de pareja, con los hijos y con la familia.

Mireya Pérez



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