A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 22 de enero de 2017

Mi compañera de piso... mi dulce Princesa...



Princesa es, no sólo la protagonista de uno de mis libros: Princesa y su Mundo... Sino que también es mi compañera de piso o apartamento, su pago, a cambio de techo y comida, calor y amor, es precisamente ese: su Amor y fidelidad a toda prueba.

Ella, sin quererlo, porque me imagino que los animales no hacen ni alarde ni elección alguna, de forma evidente para nosotros, sobre sus sentimientos al respecto; es mi timón anti depresión, quizás me deje, momentáneamente, echar unas cuantas lágrimas, pero en un momento dado, se levanta de su cojín, se monta en mi regazo y se planta en sus cuatro patas, apoyadas en mis piernas y con mirada seria y fuerte, me mira con una insistencia tal, que yo, al verla, tan concentrada en mirarme, me dejo llevar y suelto una risa, tan grande, que ahora las lágrimas son por reír. Es en realidad mi antidepresivo natural...

Princesa no es una perrita mandona, no, ella te deja espacio, pero sus momentos, como yo los llamo, son sagrados, y ella los reclama con insistencia feroz y a su manera... Si llegan las siete de la tarde y no hemos empezado nuestra ¨hora del cariño¨, sencillamente se monta encima mío, sube hasta mi cuello y planta su rostro debajo de mi barbilla y emite un leve grrrr..., como diciendo:

_ Deja lo que estés haciendo, que es mi hora...jajajaja

Generalmente si estoy absorta en algo, al principio la acaricio sin darme cuenta, pero ella nota que no le estoy prestando atención, y entonces, con persistencia, planta su rostro en el lado derecho de mi cara y no me deja seguir viendo o haciendo lo que hacía, no, es su momento y si creo que me voy a safar, apartándola con energía cariñosa, estoy muy equivocada, jajaja.

Los cinco kilos de peso de esta Princesa mía, se convierten en muchos más de insistencia, y créanme que lo consigue, que es muy inteligente!!!.

Hasta que no recibe su tanda de besos, amapuches y abrazos, no ceja en su intento y cuando esa parte afectiva está resuelta, viene la otra: la hora del paseo vespertino, y me guía hasta donde está su collar y su arnés y luego, señalando a la puerta, me indica que es el momento oportuno, jajajaj.

Dependiendo del estado del tiempo  o de las propias necesidades de la perrita, el paseo puede ser corto o largo, ella me indica por dónde quiere hacerlo, le gusta mucho ir al parque que está cerca de casa, ahí suelto su collar y la dejo deambular y olfatear todos sus rincones, pero jamás deja de estar pendiente de mi. Muchas veces he jugado con ella al escondite, cuando está distraída, y por supuesto, me encuentra. Ella sabe, mucho antes que alguien que esté en casa, cuándo he llegado al edificio, y se planta expectante, desesperada porque llegue el ascensor y yo salga del mismo. Así me lo comentaba mi esposo, qepd, siempre le asombró esa cualidad de nuestra dulce Princesa.

Algunas personas me han dicho que una de las cosas que me atan es ella, pero por más que les explique todo el bien que ella le hace a mi alma, jamás lo entenderán. Quizás yo le de a ella una importancia que no le debería dar, pero ha sido y es tan especial y nunca ha pedido nada que no sea afecto y ternura, alimento y calor. Ella a cambio ,me da fidelidad, compañía y la sensación de que no estoy para nada sola...Eso, amigos, no hay con qué pagarlo y nunca le habré dado lo suficiente ni agradecerle por ser, sin quererlo, parte de mi equilibrio emocional, no porque tenga tendencias a la locura, sino que debido a ella, pues hablo y comento, aunque sólo sea ella quien escuche mi voz, aunque tengo a mis amigas. Pero esas son conversaciones de otro tipo, y sólo aquellos que tienen animales de compañía, pueden entender.

Sin embargo, estoy clara en que, el día que ella ya no esté, no tendré otros perros, no por respeto a ella, sino porque entonces comenzaré un camino diferente y quizás no pueda tener un puerto seguro, sino que cargaré con mi equipaje existencial de aquí para allá, donde el amor y el compromiso me lleven.

Por ahora, ella y yo somos un equipo, y cuando tengo que ausentarme por un tiempo, la vienen a buscar de una especie de granja de veraneo, donde se queda esos días, y luego regresa a casa, sedienta de afectos, porque aunque la cuidan, por supuesto no la consienten como yo, jajaja.

No me averguenzo de mi amor por ella, forma parte de mi mundo, me ha acompañado en los últimos nueve años, y me acompañará unos cinco o seis más. Pero el tiempo que compartamos juntas será siempre de calidad, de mi parte hacia ella y por supuesto, de ella hacia mí. No tengo la menor duda....

Siempre hago apología del Amor, pero es que es un sentimiento tan grande y abarca tanto espacio, que mi afecto y mis sentimientos hacia ella, no menoscaban el que siento por mi hija y mis nietos, por mi familia y por mis amigas. Todos caben en este corazón que me habita...

Dios los bendiga cada día y sobre todo a esos ¨animales especiales¨que escogimos o nos escogieron, da igual, lo importante es que su existencia ha mejorado en mucho la nuestra. Es lo realmente importante.

Mireya Pérez



No hay comentarios:

Publicar un comentario