A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 20 de marzo de 2014

Cicatrices de mujer.....





Cuando escuchamos la palabra cicatrices, me vienen a la memoria, las pequeñas raspaduras que nos hacíamos de niñas, cuando a los 7 u 8 años agarramos por primera vez nuestros patines Winchester, y con un patín en un pié y con el zapato de goma de los fines de semana en el otro, bajábamos por la Calle El Limón del Cafetal, mi amiguita Primavera y yo, con su primo Enrique, aprendiendo a bajar y patinar en zigzag, porque de haberlo hecho en línea recta, esta caraqueña no hubiera llegado a esta hermosa edad que tengo, jajajaj.

Mi madre se asustaba porque creía que luego iba a tener mis rodillas marcadas para toda la vida, pero como todos sabemos hoy en día, salvo cuando nos hacemos cortes profundos, esa raspaduras se van con el tiempo y luego ni nos acordamos de ellas.

Sin embargo, la vida en algunos casos nos va dejando cicatrices de otro tipo, probablemente las más difíciles de borrar, porque afectan a nuestro Yo, a ese que nadie ve, pero que somos nosotros mismos.

No creo que nadie en esta vida haya tenido una vida plana, sin altibajos, todos hemos tenido o tenemos nuestras penas, nuestras alegrías, nuestras ilusiones y también desilusiones, ¿cuán profundas pueden ser?..., va a depender de qué parte de nuestra alma hayan tocado.

En mi caso en particular, podría decir como la canción de Perales...He tenido un sueño en la piel, he cantado alguna Nana ( y gracias a mis nietos, sigo cantando Nanas, he aprendido 7 y sigo buscando nuevas para ellos) y por supuesto me he enamorado, he sido amada, no solo por mis padres, si no también por alguien que un día se atravesó en mi camino y cambió, sin querer mi destino, y llevamos casi 40 años de casados.

También tuve como decían en los tiempos de antes un amor platónico, esa primera ilusión de niña que empieza a hacerse mujer y que gracias a Dios, no se dio cuenta de que yo existía, posiblemente no hubiéramos sido felices o que se yo, todas las chicas hemos tenido un amor así, a veces por un compañero de escuela, otras por un artista de cine, un cantante de moda o por un jugador de fútbol del mejor equipo del mundo, mundial, jajajaj. 

Por supuesto que no les voy a decir cuál es mi equipo, pero en el mundial del 71, me encantaba Beken Vaguer, no se si se escribe así, y en estos días, en una toma de Tv de un partido oficial, lo vi después de tantos años, y es un señor muy guapo a sus 60 y dele.

Las cicatrices del alma, son aquellas que a lo largo de nuestra vida, nos van marcando, al principio reaccionamos con cólera ante los sucesos o personas que las ocasionan, pero con el tiempo, con la sapiencia que da la vida y los años, te das cuenta de que ellas, son grandes maestros de vida, porque en situaciones parecidas, responderemos de forma diferente, se puede decir que aprendemos por ensayo y error, pero que esos errores, nos permiten ver con mayor claridad, después de que pasa el primer impacto, que a lo mejor nos deja con el alma hecha añicos, pero que como todo en la vida, al pasar el tiempo y mirar mentalmente el momento o circunstancia, nos reímos de nosotros mismos y nos damos cuenta de que lo que nos dolió quizás fue el orgullo, pero que de esa experiencia, aprendimos una lección, importante para nuestra evolución como seres humanos.

El Ego también nos juega malas pasadas a veces, porque creemos en nuestra vanidad que merecemos lo mejor del mundo, y no es que no crea que todos merecemos lo mejor del mundo, pero me pregunto si ese mejor del mundo, será bueno para nosotros.

Dirán- ya esta mujer perdió su razón-. No, es que a veces deseamos tener o alcanzar algo, que lejos de ayudarnos a seguir nuestra evolución espiritual, se convierte en una roca muy pesada y dura de llevar. 

Por eso, cuando rezamos y pedimos a Dios que nos ayude en tal o cual situación, y no recibimos la respuesta que esperamos, algunas personas pierden la Fe. Pero yo les digo, que Dios sabe lo que es bueno para nosotros, y si algo no sucede, o si sucede algo terrible, todo, absolutamente todo, tiene una razón de ser, y aunque creamos que de esta no nos vamos a levantar, porque el dolor nos traspasa el alma, les digo, por experiencia, que nos levantamos, aunque tengamos que ayudarnos de algún mueble para hacer palanca y levantarnos, respirar profundo y empezar a caminar. 

El primer paso después de ese derrumbe emocional es muy duro, a veces creemos que no vamos a poder si quiera respirar, el miedo nos agobia, y la respiración se acorta, pareciera que todo queda suspendido en ese primer aliento nuevo, y levantamos la cabeza, nos recomponemos el alma y tomamos la decisión de caminar, primero un paso temeroso, luego otro, y otro, hasta que después de un tiempo ya estamos otra vez en la senda, con cicatrices? Sí, pero con ganas de seguir adelante, de aprender y de enseñar, de sonreír y mirar, de amar y ser amados, de vivir y compartir la vida, esas cicatrices, nos hacen los seres humanos que somos, no tengamos miedo de ellas, al contrario, démosle gracias a ellas, porque han sido las maestras de vida. 

Y si alguien nos quiere de verdad, de corazón a corazón, nos querrá con todo y ellas, y ¿por que no? hasta por ellas.

Adelante y ánimo, la vida sigue y vale la pena vivirla.



Mireya Pérez







No hay comentarios:

Publicar un comentario