A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

jueves, 6 de marzo de 2014

Entre el ego y la humildad




Cuando oímos hablar de ego, no se lo que ustedes pensarán, pero yo me imagino a un hombre grande muy pagado de sí mismo, con una actitud ante la vida de...¨Quítate que me estorbas¨....y personalmente, solo de imaginarlo la piel se me pone de gallina, y me he dado cuenta que a medida que pasa el tiempo la reacción se hace cada vez más contundente, creo que en mi vida, mi yo interno ha escogido un camino, donde no hay cabida para ese tipo de situaciones, cosas o personas, y me alegro de irme alejando cada vez más de esos entornos, porque pienso que no eran buenos modelos a seguir para mí.

Quizás se deba a que en una etapa muy grande de mi vida (más de 22 años), tuve que nadar en aguas turbulentas, llenas de caimanes que se comían unos a otros, y que milagrosamente no me engulleron a mí, pero ahora en la distancia, tanto física como en años luz transcurridos, les doy las gracias porque fueron grandes maestros de lo que no se debía hacer. 

Eso no quiere decir que no haya momentos en que algún atisbo de falta de humildad intenta asomarse a mi espejo particular y no tenga que reprimirlo con un ...¨¡Epa  jovencita, es con usted, no va pa´l baile!¨...Porque a veces trata de aflorar algo que yo llamo falso orgullo y ¡zuas! quiere romper con algo que he estado trabajando arduamente, pero me doy cuenta, me hago consciente y lo aparto a un rincón, mientras estudio la posibilidad de irlo apaciguando o desapareciendo en el horizonte.

No es fácil apaciguar al ego, pero hay que hacer un trabajo consciente de dejarse llevar por la paz, la armonía, pensar y rezarle a Dios, para que nos guíe y nos muestre el camino. No es fácil, sería mentira decir que solo hay que pensar, no lo es, sobre todo si en una etapa eras consciente de muchas otras cosas, y que el medio te exigía tener y parecer una determinada persona. Nunca olvidaré al primer jefe que tuve, fuera de mi amado colegio, aunque era muy buena persona, quería que cambiara desde mi forma de ser, mi forma de expresarme, mi forma de vestirme... Tenía una frase que se dice mucho en el medio comercial. ¨Si quieres vencer debes vestirte como un vencedor¨. Y en ese medio la gente usaba y usa prendas con las que comería una familia en un mes o más. se vive mucho de la imagen, dos veces a la semana peluquería, zapatos de todos los colores habidos y por haber, ropa al último grito o alarido de la moda, las uñas perfectas, la sonrisa impecable, los bolsos de marca, todo absolutamente todo, debe gritar al mundo que tienes éxito en la vida. Aunque por dentro tu alma esté hecha jirones.

Cuántas cosas han visto mis ojos, qué de cosas he escuchado... Vanidad tienes nombre de mujer....

Es un mundo difícil, y yo siempre me sentí fuera de sitio, pero logré sobrevivir por más de 22 años, pero me costó la salud, la alegría y la felicidad. Hoy me arrepiento de haber perdido tanto tiempo,sin embargo, tengo amigas que hice en esa época, a las que amo, y que son seres humanos auténticos, sólo que saben manejar su barca mejor que yo la mía, gracias a Dios.

Como siempre le veo la parte positiva a las cosas, no considero que el tiempo haya sido una pérdida, fue un aprendizaje, y forma parte de mi equipaje de ida, pues me dio fortaleza y entereza, madurez y comprensión, ¿qué no ha pasado en la vida, que mis oídos no hayan escuchado o que mis ojos no hayan visto?. Es un mundo al que pocas personas pueden entrar y mantenerse como yo en la tangente. Pero es una visión del mundo, puro y duro.

Ahora, alejada del mundanal ruido de la competencia exasperada, de los dimes y diretes, me siento más tranquila, leyendo a mis autores favoritos, viendo por Internet charlas y cursos on line sobre los temas que siempre quise investigar más fondo, me doy cuenta que nada pasa por azar, que todo tiene una razón de ser, incluso el dolor, porque todo al final se convierte en maestros de la vida, y que los seres humanos somos capaces de aprender hasta el último día de nuestra existencia.

Le doy gracias Dios, porque tengo unas manos para abrazar, acariciar, cocinar, acunar, sembrar, escribir y hacer tantas cosas; porque tengo una mente que piensa, aprende, escucha; por mi voz, que no solo emite sonidos, sino que es capaz de cantar una nana, o una canción cualquiera para acompañar a mis seres queridos, que puede transmitir conocimientos a otros y aprender de ellos, por mis oídos que pueden escuchar sonidos como el aire que circula entre los árboles, el canto de los pájaros, las voces de mis nietos llamándome e invitándome a jugar con ellos, porque puedo sentir la brisa al caminar, sentir los rayos de sol que calientan mis manos, por mis ojos, que pueden ver y maravillarse de todas las cosas, porque puedo ver a mis nietos, en fin ¡ Gracias Dios porque estoy viva !.

No importa cómo sea físicamente, lo importante, es quien soy dentro de mí, lo que pienso y lo que siento, lo que he aprendido y lo que puedo compartir, por eso me gusta escribir, porque puedo contar mil historias y compartirla con otros seres humanos, creo que es una de las cosas más hermosas de la vida, y lo mejor de todo es que no tengo que competir con el ego, él se queda en un rincón muy apartado y cada vez se va haciendo más pequeño, hasta que llegue el día en que sea apenas un grano de arena y se lo lleve el viento. 


Que Dios los Bendiga


Mireya Pérez.





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