A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

lunes, 21 de abril de 2014

La voz de la madre...













Hoy cuando están ocurriendo tantas cosas en el mundo, por los cuales sentir temor, y cuando como madre y abuela me preocupo por los míos, pero también por los de mis amigas y amigos, casi todos hoy abuelos, o en espera de serlo, la situación del mundo, guerras no declaradas por un lado, guerra civil en Siria ya por tres años, y parece que fue ayer que empezó, la tragedia que se asoma por Ucrania y Crimea con los Rusos; en América del Sur tampoco las cosas están muy bien, me pregunto Señor por qué permites tantas cosas?. ¿Es que acaso en más de 5000 años de historia no hemos aprendido, que las guerras solo traen dolor y pérdidas humanas, generalmente de hombres y mujeres jóvenes, que son el futuro de un pueblo o de una Nación?

Hace algunos años atrás leí un libro de Taylor Caldwell  El Péndulo del Reloj, que trata sobre una familia rica y adinerada que hizo su fortuna fabricando armas en la Primera Guerra Mundial, pero su gran logro fue cuando lograron fabricar armas mucho más efectivas para la guerra en la Segunda Guerra Mundial, uno de los personajes, dijo:- Cuando hay Paz, los ricos nos hacemos pobres, porque no inventamos nuevas cosas, pero ah..., la guerra, esa saca nuestra imaginación a volar y es ahí donde los señores de la guerra hacemos nuestros imperios, por eso las guerras son cíclicas, cada 20 o 25 años, estalla una por aquí, otra por allá, de lo contrario, tendríamos que fabricar máquinas para el arado o para coser, y eso no da dinero......-

Con un argumento tan crudo, pero real, hoy vemos como nombres que para nosotras eran desconocidos, tales como Kalashnikov, fusil de asalto, Drones, y tecnología Stealth  o furtivos, algunos de uso científico, pero la mayoría capaces hoy de realizar ataques sorpresa, incapaces de ser detectados por los radares más avanzados del mundo, y a miles de Km de distancia de su objetivo, nos hace temer cada vez más, en la capacidad e inteligencia de los hombres y mujeres que están en los puestos más importantes del mundo, como las Naciones Unidas, la Otan, etc., pues los señores de la guerra han tejido finos hilos y firmes telas de araña en el entramado político internacional, de tal manera, que casi ningún gobernante está posiblemente exento de deber algún favor, a alguno de estos personajes, que en la oscuridad y  con nocturnidad de por medio, realizan reuniones y conversaciones a través de los ultra modernos servicios informáticos, que ni siquiera esta simple mujer soñaría alguna vez en conocer.

Los noticieros televisivos y los medios impresos y de Internet, nos bombardean a diario con noticias que nos desgarran el alma y nos hacen recordar El Apocalipsis de San Juan, no es tanto el miedo a morir, porque si alguien está más clara que el agua, de que en esta vida estamos solo de paso, es esta cristiana, pero la madre y la abuela que hay en mí, me hace pensar no solo en los míos, sino en tantos y tantos inocentes, que en realidad son las grandes victimas de estas tragedias. Las mujeres, los ancianos y los niños, son los grandes desamparados en estos conflictos, eso si no nos  usan como carne de cañón o si no somos usadas como trofeos de guerra, que es una de las grandes calamidades a las que han sometido a las mujeres desde que el mundo es mundo. Y no hay ley que nos proteja, solo la oración y la esperanza nos mantiene en esta vigilia constante por las otras, por las mujeres que en otras partes  del mundo, están sufriendo horrores antes de darles el tiro de gracia que las libere de ese sufrimiento.

Por eso, hoy, en vez de dar un mensaje de amor, les mando un mensaje de reflexión, si seguimos jugando con fuego, tarde o temprano nos quemamos, aquellas que tengan la fortuna de estar cerca de alguien que ostente un ápice de poder, por favor hablen con ellos, infórmense, acudan a las convocatorias pacíficas, escriban a los altos dignatarios de la Iglesia, como nuestro Papa Francisco, busquemos entre todas la posibilidad de encontrar el punto medio, donde no haya ni ganadores ni perdedores, solo que los grandes ganadores sean el futuro del planeta, nuestra juventud, nuestros niños, el planeta azul en general, porque las guerras y sus artefactos químicos dañan también la capa de ozono, dañan a la flora y fauna y destruyen en segundos lo que a la naturaleza le costó millones de años para formar, pensemos en el mañana,y que Dios nos de Fe, Esperanza y Caridad para perdonar y tender la mano al otro y juntos todos forjar el nuevo mundo, para nuestros descendientes, es nuestra gran misión de vida, dejarles un mundo mejor que el que nosotros recibimos, pero en Paz.



Que Dios los Bendiga


Mireya Pérez



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