A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

martes, 27 de enero de 2015

Una voz en la lejanía que nos recuerda que aún estamos aquí.....










Cuando pasa el tiempo, y los días suceden a las semanas, y las semanas a los meses, y a los años...a veces, sólo a veces...me pesan los años, me pesan los pies y hasta mi Alma se encoge del peso que aparentemente lleva sobre sus hombros¨.

Y digo aparentemente, pues a lo largo de mi camino de vida, aunque haya tenido momentos muy duros y dolorosos, hasta incluso llegar al fondo...en el momento en que he podido sacar mi nariz, lo que equivale a levantar la cabeza, para poder respirar...y me llegan las primeras bocanadas de aire, me levanto de nuevo, sobre las cenizas de mi antiguo yo, y empiezo a caminar de nuevo, primero lento, pues todavía mis piernas flaquean, pero luego van adquiriendo de nuevo firmeza y sigo adelante:uno, dos, tres, cuatro.... y así hacia el infinito. Siempre renazco de entre mis cenizas, sin amarguras, pero más sabia, más conectada conmigo misma, que al fin y al cabo, soy la única que me voy a acompañar todo mi tiempo: mi alma y este cuerpo; los demás, la gente que amo, mis amigos, los hijos, nietos, pareja, familia, etc., sólo me acompañarán el tiempo necesario para aprender en grupo y en soledad.

La palabra soledad le aterra a mucha gente, sin embargo, yo no le temo, me gusta estar en silencio, para poder escuchar mi voz interior,o para leer en silencio, y escuchar como mi voz interna lee en voz alta sólo para mi, y recuerdo, cuando tenía siete años y leía un Libro La Historia Sagrada, y por primera vez, descubrí que podía escucharme interiormente, sin que nadie más lo hiciera, y se convirtió en mi primer gran secreto...

Por supuesto que en mi vida, a pesar de que algunas personas piensen que me conocen perfectamente, les aseguro, que todavía hay mucha Mireya, que no ha salido a la luz pública, y muy posiblemente, nunca emerja, pues a esa Mireya que soy yo, le gusta ser anónima, invisible, pero presente, siempre está atenta, aunque externamente parezca distraída, en realidad es algo que aprendí de niña, para esquivar la curiosidad de mi madre, en cosas que a mi no me gusta, por ejemplo, cotillear, hablar de los demás y de sus vidas...

No me interesa, no quiero y no lo hago. Bastante difícil es llevar hoy en día nuestro propio día día, como para encima, tener que llevar las penas y alegrías de los demás sobre tus costillas o tu carreta. NO!, soy feliz cuando la gente a la que quiero es feliz, y me alegro hasta la última escama de mi piel... pero de ahí a cotillear sobre ellos, no, es su vida, y si en algún momento abren su corazón conmigo, sus secretos quedan en mi, y de ahí no saldrán. Priva en esto mi lealtad hacia la gente, mi gente, aunque no lleven mi sangre.

Hay momentos en que pareciera que las musas se han mudado al piso de al lado, jajajaja pero en realidad es que están en un estado de sosiego, de paz, como si ellas estuvieran haciendo el Retiro Espiritual, que tantas veces me he prometido a mi misma, y que por distintos motivos personales, he tenido que postergar, así como mi sueño de hacer El Camino de Santiago, lo he pospuesto, pero no significa que no lo vaya a hacer, sólo que ahora, alguien me necesita de una forma constante y alerta, y eso hace, que las muchas facetas de mi vida, se acoplen a las necesidades de esa otra persona, que me ha acompañado por casi 44 años. Su camino ha sido largo, y su pelea una lucha con la vida también, pero ha sido un gran maestro en mi vida, tanto en lo positivo, como en lo menos positivo, así como yo también lo habré sido para él.

En esta etapa recibimos ecos de una voz lejana, que llega más allá de este umbral o espacio de tiempo, pero que se acerca navegando a través del cosmos, en su Velero de Cristal, en él va mi amiga la Dama del Alba, que en un accidente muy fuerte, cuando mi alma se despedía de todos mis seres queridos: mis hijos, mi madre adorada..., me dijo- descuida, aún no es tu tiempo-...

Ese 24 de Julio de 1998 volví a nacer, me salvé por escasos 10 cm,y aquí estoy dando lo mejor de mi, el amor a la vida, a la gente, a mis hijos, a mis nietos, a mi compañero, a mis padres amados y adorados, a mis amigos y amigas, y a gente que ya ha partido y que ocupan un lugar especial en este corazón que late acompasado.

Estamos en esta vida, porque tenemos una misión que cumplir, y creo a ciencia cierta que no nos vamos hasta que hemos hecho el total o 100% de la tarea que veníamos a hacer. Para algunas personas, la tarea era heroica, trascendental para un gran número de personas; para otros era una tarea humilde, pero no menos importante, porque cada grano de arena del mar es importante, para el conjunto del fondo oceánico.

Mi camino, ha sido trazado, no por mi, sino por las circunstancias, me he encontrado en muchos cruces de caminos con direcciones incluso opuestas, y he escogido uno u otro, y he seguido hacia adelante, aunque el camino haya sido errado. Pero de cada error he aprendido, siempre recuerdo a Gregorio Mendel, el padre de la Genética... ese humilde jardinero dominico, que se encargaba del jardín de la abadía, y que empezó a experimentar con las flores Do Diego de noche, las conocemos vulgarmente como campanillas, y se abren precisamente de noche, dejando en el aire un olor dulzón y agradable. 

Pues este humilde monje, experimentó por 20 largos años con dos variedades de flores: blancas y Rojas, y descubrió que si ocurría una polinización cruzada, en la próxima floración, aparecerían flores rojas, blancas y rosadas....Experimentó y experimentó con todo tipo de plantas y  animales, hasta desarrollar sus teorías, no se conocían todavía los cromosomas, pero él intuyó que había älgo¨que se trasmitía y que si se daba en forma homogénea salían los colores puros: blanco o rojo; y heterogénea; el rosado.

Yo no he llegado a nada ni remotamente parecido, pero si he encontrado que ante el dolor, la angustia y el abatimiento, la Fe me ayuda, y en esos momentos es como si alguien me llevara en brazos, o me ayudara a cargar con mi cruz personal de vida.

Y quizás esa sea mi pequeña contribución en esta vida, llevar un mensaje de Fe infinita, de Paz, armonía y Perdón, la tarea más difícil de todas, porque tenemos que empezar por perdonarnos a nosotros mismos, por lo errores que hemos cometido, mucho antes de lanzarnos a perdonar a otros. Porque si no tengo Paz conmigo misma, no puedo transmitir mi Paz.

Que Dios nos bendiga.

Mireya Pérez.



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