Y dice...
Uno busca lleno de esperanzas
al camino que los sueños
prometieron a sus ansias;
sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas
y en su afán de dar amor,
sufre y se destroza hasta entender
que uno se ha quedado sin corazón.
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó,
vacío ya de amar y de llorar tanta traición.
Si yo tuviera el corazón,
el corazón que dí;
si yo pudiera como ayer, querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos
que me gritan su cariño
los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos
otros ojos los perversos
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí,
si olvidara a la que ayer
lo destrozó
y pudiera amarte
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor.
Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré como quererte.
Déjame que llore como aquel que sufre en vida
la tortura de llorar su propia muerte.
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor;
uno está tan sólo en su dolor,
uno está tan ciego en su penar.
Pero un frío cruel que es peor que el odio,
punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor
maldijo para siempre y me robó
toda ilusión.
De la pluma de E.S. Discépolo y M. Mores.
Inmortalizada en voces como Gardel, el más grande, a mi entender, por Libertad Lamarque, Plácido Domingo, María Martha Serra Lima, y tantos otros....
Hoy, humildemente, he querido compartir estos versos, que forman en conjunto, una de esas canciones inmortales, que forman parte de la historia del cancionero popular no sólo Argentino, sino Universal. Porque canta al amor, que perdimos, al que nos abandonó, o que Dios se lo llevó, o que simplemente, no se dio cuenta de que existíamos. Y trata sobre las nuevas oportunidades que nos da la vida, y que en la locura de vivir y recordar el pasado, no vemos el porvenir, y nos olvidamos de que tenemos derecho a nuevas oportunidades, que tenemos derecho a ser amados, por nosotros mismos, que aún hay mucho para dar y compartir, porque el corazón es grande y generoso, y porque mañana, mañana amigos míos, volverá a salir el Sol.
Ojalá que los que han perdido un amor, los que se han desengañado, los que creen que no hay nuevas oportunidades, lean esta letra, y este blog humilde y sentido, porque señores, señoras y señoritas (las de antes... como digo yo, jajja). La vida siempre nos da nuevas oportunidades y razones para seguir viviendo, riendo y compartiendo. Por eso el lema: Mientras hay Vida hay Esperanzas..., tiene siempre una vigencia real.
Que Dios nos bendiga a todos, y no pierdan la capacidad de amar.
Mireya Pérez.
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