A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 8 de agosto de 2015

La Leyenda de Pigmalión y Galathea....



Los grandes romances de la historia, hayan sido reales o mitológicos, siempre han llenado mi mente desde niña, quizás por ello sea una romántica empedernida, o una gran soñadora, aunque con los pies en la tierra. 

Porque los sueños, son solo eso, sueños. Aunque a veces se realicen, otras no, pero nos dejan grandes aprendizajes, para nuestro equipaje de experiencias...

Hoy voy a compartir la leyenda de Pigmalión y Galathea, del mundo mitológico Griego. Sin embargo, aunque a muchos no les resulte conocido, lo habremos visto plasmado en algunas novelas o filmes inolvidables como: My Faird Laidy, Pretty Woman, Pigmalion con la inolvidable Audrey Hepburn, incluso el Fantasma de la Opera...En el ballet Copellia; y en el mundo de los dibujos animados con Pinocho...

Entonces ...¿ Cómo era el mito de Pigmalion?... 

Dice así:

...Cuenta la Historia que en el antiguo Imperio Griego, hubo un gobernante llamado Pigmalión, el cual era soltero, y aunque en la corte y entre los Patricios, existían jóvenes hermosas, no hallaba ninguna lo suficientemente hermosa y altiva como para ser su esposa. Así que un buen día, comenzó a esculpir estatuas, y llegó a ser uno de los mejores escultores que trabajaban la piedra con gran habilidad y perfección dentro del Imperio. 

Una noche soñó con la diosa Afrodita, la diosa del amor y el sexo, y en el sueño él cree interpretar que la diosa le pide que esculpa una imagen femenina en un bloque de mármol, cuya belleza represente a la diosa ante los hombres y así hacer honor a su divinidad.

A la mañana siguiente, Pigmalión se dirige a la cantera de piedras y encuentra, como si así hubiera estado predestinado, una hermosa mole de piedra de mármol, con la cual llevar a cabo la pieza soñada... La mujer de sus sueños, a tamaño real, de pie, apenas reclinada en una pared, mirando con orgullo el mundo de los mortales...

Durante meses, el escultor fue quitándole a la piedra, a golpe de cincel y martillo, poco a poco, todo el material que sobraba, para dejar en libertad la belleza perfecta y maravillosa, de la escultura que iba emergiendo de sus profundidades. Cada día trabajaba incansablemente hasta caer la noche, cuando cansado dormía y soñaba con la cara, el cuerpo, las manos y el gesto de la mujer perfecta... 

Poco a poco la estatua va tomando forma, y puesto que Pigmalión dormía en su estudio, donde esculpía su obra, era la mujer de mármol la que cada día le daba los buenos días al despertarse.

Pigmalión no sólo logra ver en el interior de la piedra su obra terminada, sino que empieza a imaginarse cómo sería esta mujer si cobrara vida. En cada detalle de la imagen, Pigmalión pone  de manifiesto lo que ya sabe, porque se lo imaginó: la mujer perfecta, e incluso llega a ponerle nombre: Galathea...

A medida que la obsesión del artista va in crescendo, los detalles de la estatua se van puliendo con esmero, tanto como el apuro que tiene el artista por ver su obra concluida. No es el deseo de un artista por finalizar su obra, lo que lo empuja, sino la pasión del hombre enamorado por verse frente a frente a su amada, de una vez y para siempre.

Finalmente, un buen día, la obra queda totalmente terminada. Sólo resta el último pulido y Galathea podrá ser presentada en sociedad.

- El mundo quedará sin palabras ante tu belleza_ le dice Pigmalión a la escultura.

Esa noche, mientras dormía, una brisa fresca que entró por la ventana lo despierta, y ante sus ojos atónitos, la imagen de una hermosa mujer está frente a Galathea. El brillo que emana de la figura de la mujer lo deja casi ciego, pero cree reconocer a la diosa Afrodita, ella en persona ha bajado hasta el taller del escultor para ver la obra hecha en su honor.

_ Te felicito escultor, es una obra maestra. Me siento muy satisfecha. Pídeme lo que quieras y te lo concederé_ dice la diosa.

Pigmalión no lo duda ni siquiera un instante, él sabe lo que quiere su corazón. Lo ha estado pensando durante semanas, mientras esculpía la imagen.

- Gracias, Afrodita. Mi único deseo es que le des vida a la imagen. Que permitas que se vuelva una mujer de carne y hueso: que sea, sienta y piense como yo me la imaginé...

La diosa lo piensa por unos segundos, y finalmente decide que el escultor se lo ha ganado.

_ Concedido_ dice Afrodita y luego desaparece del taller del escultor.

Con la alegría de su alma, compitiendo con su asombro e incredulidad, ve cómo Galathea abre sus enormes ojos y su piel va cambiando del frío blanco del mármol, al tibio y  rosado color de la piel humana.

El artista se acerca y le tiende la mano para que la mujer baje del pedestal.

Con un gesto altivo y principesco, Galathea acepta la mano de Pigmalión y camina con altivez hacia la ventana.

_ Galathea_ dice Pigmalión_ eres mi creación. Por dentro y por fuera eres tal como te imaginé y deseé. Este es el momento más feliz de la vida de cualquier mortal. La mujer que soñaba, tal como la soñé, está frente a mí. Cásate conmigo, hermosa Galathea.

La hermosísima mujer gira la cabeza y lo mira por encima del hombro por un instante. Luego vuelve a mirar la ciudad y le dice a Pigmalión, con esa voz que tantas veces soñó que tendría, algo que jamás pensó que diría:

_ Sabes muy bien como pienso y cómo soy. Entonces, ¿De verdad crees que alguien como yo podría conformarse con alguien como tú?...¨


La moraleja del cuento es quizás dura y realista:

Los sueños a veces se cumplen, pero no al 100%,  e incluso cuando ocurren tal como soñamos, no obtenemos el resultado que esperábamos...

Es una paradoja, pero muy real, por lo menos en el mundo femenino... 

A veces vemos a un chico, en la facultad que nos parece interesante, nos lo encontramos muchas veces en diferentes lugares, hasta que casi nos lo encontramos ¨hasta en la sopa¨como se diría, y un buen día, nos armamos de valor y lo saludamos y al hacerlo notamos que le sudan las manos, que su voz no es varonil como esperábamos, o que hace alguna mueca o su mirada no es directa, y el alma se nos cae a los pies... Porque lo habíamos adornado con todos los atributos que creíamos que eran imprescindibles para que nos gustara, y de buenas a primera, no cumple con ninguno...

Y no les damos pie a una segunda o tercera oportunidad, huimos del sitio, lo más rápido que la educación y los buenos modales indican, pero ya no nos volvemos a tropezar, o por lo menos lo evitamos a toda costa.

Esto no quiere decir que nos resignemos a no encontrar la pareja soñada, no, es sólo que debemos tener los pies en la tierra. 

Nadie absolutamente nadie, ni siquiera nosotros mismos, somos perfectos, y por supuesto no podemos exigirle al otro esa perfección. 

Sin embargo, cuando la persona ideal para cada uno de nosotros sea la adecuada, la encontraremos en el lugar menos previsto y en el momento más insospechado. Se lo dice alguien que encontró a su pareja en un parking al salir de una fiesta con amigas, en un intercambio cordial de saludos, sin ton ni son, y llevamos 43 años de nuestra vida juntos uno al lado del otro.

Creo firmemente en que las cosas suceden cuando deben ser y como deben ser, para nuestro bien personal y espiritual ya que cuando nos precipitamos y hacemos las cosas llevados por la sin razón y cegados totalmente, el tiempo al final pone fin a lo que no debía ser o no era para nosotros.

Por ello, aunque creamos que es tarde, porque la Primavera de la vida ya se fue, y quizás algunos estén terminando el Verano, sin pareja, no se preocupen. Si es para su bien, y para su felicidad, llegará en el momento menos previsto y sin que lo estén buscando... 

Pero si no llega nadie, no importa, podemos y debemos ser felices aún en aparente soledad. Conozco muchas mujeres y hombres que no tienen pareja, sin embargo tienen una vida plena, llena de proyectos, alegrías, amistades y son realmente felices consigo mismos e incluso se han dedicado a proyectos dirigidos a su comunidad, que quizás estando con una familia, no hubieran podido realizar.

Que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros. Si está en nuestro camino la persona perfecta y maravillosa para que nos acompañe un tramo largo del camino, bienvenido o bienvenida sea!!!, y si no es así, que podamos hacer y cumplir todos nuestros sueños y proyectos individuales y globales. 

Pues nada está oculto a los ojos de Dios y El sabe mejor que nosotros, lo que en realidad necesitamos para salvarnos y ser felices.


Mireya Pérez






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