Hoy quiero hablarles desde el conocimiento de una madre, no sólo porque lo viví en mi hijo, sino también como autora de un libro: Mi Hijo Pródigo, cuyo contenido toca un tema muy sensible, por su temática: Las drogas; y por lo que ello hizo en nuestras vidas.
Cuando tenemos medicinas en casa, y aunque el mismo paquete dice ¨mantenerlos lejos de los niños¨... Creemos que con ponerlos en el gabinete del baño, la gaveta de la peinadora, etc., están a salvo y sin embargo, no es así. Por una sencilla razón, muchas veces las tomamos delante de los niños y a la pregunta de ¿qué son?, solemos decirle que son ¨vitaminas¨, ¨caramelos¨o cualquier otra palabra aparentemente inocente, creyendo que ellos se van a quedar conformes...
Y ¿saben algo?... Los niños, aunque estén aparentemente inmersos en sus juegos, tienen los siete sentidos, si he dicho bien, siete, porque todo lo captan, todo lo procesan y todo lo guardan en esa memoria RAM de su cerebro joven y apenas recién estrenado, con quintillones de posibilidades por realizar en esas neuronas, y nosotros, no nos damos cuenta!!!!.
Así que un buen día, algún niño agarra los caramelos de la abuela, o de mamá o de papá, y se los toman... Y lo peor es que pueden ¨sentirse bien con ellos¨... y los engancha!!!!. Dios mío, y los padres y madres en la ignorancia total!!!!.
Mi hijo tenía un Pitbull de dos meses, que lo compramos al hermano de una de sus amigas, y él agarró y empezó a darle al perrito las pastillas Centrum, que son un polivitamínico para adultos... Y el perro creció con una talla superior a las de sus hermanos de raza, era casi un galgo... Yo mido 1,72 m y él en dos patas, ponía sus patas delanteras en mi hombro y su enorme cara me miraba fijamente, pero ese animal me adoraba y yo lo amaba, así que a mi nunca me hizo nada... Es sólo un ejemplo, de lo que puede ocurrir.
Cuando tengamos que tomar medicinas, y haya niños en la casa, procuren hacerlo cuando ellos no los ven, tengan los siempre en algún lugar en alto, donde ellos no puedan llegar, ni escalando, las medicinas. Y si les preguntas, díganles que son unas medicinas especiales porque el médico se las recetó, pero que nunca ellos deben tocar, porque se pueden enfermar. A veces es preferible que les tengan respeto y no que crean que son caramelos o chuches, como les dicen en España. Eso es muy importante.
Al menor síntoma de que algo ha pasado, no duden en acudir al médico, llamar al Pediatra o médico de la familia y tomar los correctivos necesarios.
Son cosas o detalles que a veces no tomamos en cuenta, y son una gran diferencia a la hora de tratar las dependencias a fármacos de algunas personas.
No quería cerrar este monólogo mío de hoy, sin hablarles de los jarabes para la tos, hay unos que en Venezuela se conocen como Preveral y contienen codeína, es una sustancia adictiva, de la familia de las opiáceas, y por tanto, muy perjudicial para los niños y adultos que tienen problemas con las drogas, a veces las compran para drogarse y se toman el frasco de una vez.
Mi recomendación es que lean el prospecto o pregunten al farmaceuta qué tiene, y sean siempre muy cautos. Y si no saben decirle, busquen en Internet, todas las casas farmaceúticas tienen en su web la información del contenido de cada uno de sus productos, qué contienen y cuales son los síntomas de prevención, son sólo diez minutos, pero podrá ayudarles a ayudar!!!.
Mi deseo ferviente es que a través de lo que yo pueda ayudarles, evitemos perder a alguien querido, antiguamente era un problema aislado, pero ahora lo vamos escuchando en gente de todas las edades, círculos socio económicos y culturales. No es un problema de unos pocos, hay muchos más de los que creemos o sospechamos, y si podemos ayudar o tender la mano al que necesita nuestra ayuda, habrá menos dolor y mayor probabilidad de curación.
Que Dios los bendiga.
Para los que quieran tener mayor información, mi libro les va a ser de gran ayuda.
Lo pueden pedir por Internet en Amazon, y estos son los datos
Título del libro: Mi Hijo Pródigo.
Autor: Mireya Pérez Rodríguez
Editorial: Pinguin Random House
Numéro ISBN: Tapa blanda: 978-8-4163-3969-3
libro electrónico: 978-8-4163-3970-9
Mireya Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario