Corresponde hoy al texto del Capítulo XII del Jardín del Amado, Editorial Pomaire, Barcelona 1980.
Es una historia aleccionadora, espero que les guste:
¨Pasó un día junto al Jardín un hombre y su caballo de carga que se veía flaco y débil y hambriento y su lomo hallabase desollado por los arreo y llevaba una carga de tal manera pesada que, a pesar de los continuos golpes que su dueño le atizaba con un palo, apenas podía avanzar con extrema lentitud. Cuando el Amante vio esto, salió fuera del Jardín y díjole al hombre:
- Hermano, ¿por qué pegas a tu pobre caballo?¿No ves que es por causa de su debilidad y por lo pesado de la carga que no puede acelerar el paso?
El hombre respondió:
-Forastero, no tengas compasión de este caballo, porque es una mala bestia. Tiempo atrás yo cuidaba muy bien de él, le daba cuanto trigo era capaz de comer, le había trabajar sólo con cargas livianas, lo lavaba y cepillaba cada día y le dejaba descansar en cuanto mostraba la menor rasmilladura, así y todo se hizo indómito e imposible de conducir y cuando le ponía encima alguna carga dábale por destrozar los arreos y por atacarme cuando le montaba, despidiendome lejos de su lomo y golpeándome con sus cascos. Si veía alguna llegua no había hombre que pudiera con él y, soltándose, hacía cuanto daño podía.
Así es que me juré que yo domaría su bravura y sus caprichos con poco trigo, mucha carga y más golpes, pero ahora que lo he domado se ha puesto taciturno y no hay golpe que le saque de su lento paso, de tal manera que me estoy temiendo que llegaré tarde al mercado y perderé todo el esfuerzo que he puesto en este viaje.
Entonces el Amante dijo:
- Amigo, en este caso no has actuado con sabiduría, porque no es de extrañar que tu caballo se haya sublevado cuando le dabas todo el trigo que quería y le permitías perder el tiempo ociosamente, pues así malcriaste sus carne y ahora eres tú el que más haz perdido, ya que por hambriento y descuidado, tu caballo se ha hecho demasiado débil para llevar la pesada carga que le has impuesto. Sigue mi consejo, deja conmigo la mitad de tu carga y ve con la otra mitad al mercado, de manera que no llegues demasiado tarde y pierdas todo tu trabajo.
El hombre hizo lo que el Amante le había aconsejado; el caballo, al sentir su carga tan notablemente aligerada, emprendió a buen paso el camino del mercado y el hombre pudo llegar puntualmente para vender sus mercancías a buen precio. Volvió luego al Jardín para recoger las cosas que había dejado con el Amante y le dijo:
-Muchas gracias por tu buen consejo, porque si hubiera llevado la carga completa no habría llegado a tiempo al mercado y habría perdido todo el fruto de mis esfuerzos,
Le contestó el Amante:
-Permite que te dé aún un consejo más:lleva a casa a tu caballo y aliméntale bien,no con avena de la mejor calidad, sino con pienso normal y buen pasto; cura sus heridas y ponlo a trabajar cada día, no con labores excesivas, sino con tareas apropiadas a su fuerza, pero no le permitas holgazanear.No sigas golpeándole como lo has hecho hasta ahora, porque si le castigas cuando se conduce bien no tendrás remedio para cuando lo haga mal.
El mercader prometió que haría como se lo había aconsejado el Amante.Marchó a su casa y mantuvo sus promesa. tiempo después, el Amante y el Discípulo vieron al hombre y su caballo que pasaban junto al Jardín una y otra vez. el caballo había engordado y se veía en buenas condiciones, pero como comía solo lo suficiente y no se le permitía holgazanear, no hacía ningún intento por escapar. Pronto les vieron recuperar sus fuerzas y ser capaz de llevar cargas mucho mayores que las que odiaba soportar antes cuando primero pasara por el Jardín, pero ahora no le parecían excesivas y marchaba a buen paso hacia el mercado.
Le dijo el Amante al Discípulo:
-Ves en todo esto alguna parábola?
El Discípulo contestó:
-No, Señor, te suplico que me lo expliques.
-El caballo-dijo el Amante- es como nuestro cuerpo que lleva cargas de deberes y buenas obras porque el alma es su amo; pero si el cuerpo se emplea en placeres sensuales y holgazanerías, llega a ser caprichoso e ingobernable. Por ello,muchos que desearían servir al Amado cometen el error opuesto y castigan y debilitan sus cuerpos,logrando, claro, someterlo, pero al mismo tiempo lo incapacitan para servir a sus amos y soportar grandes cargas de buenas obras para el Amado, pues ya has visto que es vano trabajo cargar a un caballo más allá de sus fuerzas. da por lo tanto al caballo- tu cuerpo- lo que necesite para su manutención, pero no le mimes en demasía; oblígale a trabajar, pero no lo fatiguez más de lo necesario, recuerda que él también es un servidor del Amado.
En este cuento del Jardín del Amado, podemos extrapolar, la crianza del caballo,con la de nuestros propios hijos, debemos inculcarles valores, corregirlos,alimentarlos y darle amor, que sientan que cuando se le corrige algo es por su bien,para que cuando crezca sea un hombre o una mujer de provecho para sí mismo y para los demás, hay que cuidar a los hijos, darle todos los abrazos del mundo y cuidar sus sueños cuando se despiertan por una pesadilla, pero que sientan que mientras tengan a sus padres, nada malo les ha de pasar.
A medida que crezcan hay que enseñarles la imortancia del orden, la limpieza, los buenos modales, eso los hará buenos ciudadanos, la honestidad, la valentía, el no temer a confesar sus errores y corregirlos, para que puedan enderezarse y el día de mañana , seguramente dirán,- razón tenían los viejos-
Que Dios los Bendiga!
FRECUENCIAS DEL ALMA. MÚSICA PARA SENTIR Y CONECTAR CON TU INTERIOR - ROBERT HAIG COXON
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