A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

domingo, 17 de noviembre de 2013

La Consolación del Discípulo....











Del Libro El Jardín del Amado, Editorial Pomaaire 1980

Y dice así.....

 
Solía el Amado visitar a Menudo el Jardín, tanto que por la alegría que le causaba, como por el amor que sentía hacia el Amante y su Discípulo. Y en estas ocasiones hablaba con el Amante, pero el Discípulo, cuyo amor no era aún perfecto, no podía oír ni ver al Amado, y sólo experimentaba una rara alegría que no sabía a qué atribuir. Eso acongojó al Discípulo pues le pareció que, por causa de sus pecados,nunca podría encontrar al Amado. Llorando, se acercó un día al Amante y le dijo:
 
-Señor, sé que soy un gran pecador y mucho me temo que por más que busque toda mi vida nunca llegaré a encontrar al Amado por causa de mis pecados.
 
A lo que el Amante le respondió sonriendo con dulzura:
 
-Hijo mío ¿recuerdas cómo estabas aquel día en que llegaste al Jardín?
 
-Si-dijo el Discípulo-, lo recuerdo. Fue un día oscuro y muy triste, como si el sol nunca hubiese entrado en el Jardín.
 
-¿Qué ocurrió cuando empezaste a despojarte de tus ricas vestiduras?- siguió preguntando el Amante.
 
-Pareció-contestó el Discípulo-como si el sol hubiese perforado las nubes y todo el jardín se hubiera inundado de una luz celestial y gloriosa, una luz como la que diariamente ilumina el jardín.
 
Y dijo el Amante:
 
-Has de saber que el Amado mismo es la luz del Jardín, y desde que comenzaste a buscarle ya le habías encontrado, porque nadie puede sentir el deseo de buscarle si El antes no se lo ha revelado.
 
Con lo que el Discípulo experimentó un gran consuelo al saber que, aún sin oírle ni verle, ya había hallado al Amado, y con ello, púsose a trabajar con más alegría aún en el servicio del Amado.
 
 
Breve comentario: Dios está en todas partes, y sólo necesita que nos dirijamos a Él a través de la oración, y si estamos tristes y acongojados,o si estamos radiantes de felicidad, siempre Él estará ahí para acompañarnos y disfrutar de nuestra alegría, o para darnos el consuelo y la fuerza que necesitamos para continuar nuestro camino.
 
No es nuestro Señor quien nos falla, somos nosotros porque no tenemos Fe verdadera, sólo la Fe nos salva e ilumina nuestro deambular. Con Dios tenemos todo lo que necesitamos, sin El no, a veces queremos cosas que no nos van a hacer bien para nuestra evolución espiritual,pero Dios si sabe lo que nos ayudará para seguir adelante, y de una manera inesperada llegará la ayuda, el consuelo, la palabra o la luz, para ver entre las tinieblas y poder solucionar aquello que nos atormentaba. debemos siempre tener Fe, ella nos dará Esperanza y Paz.
 
Que pasen un Feliz día y que Dios los Bendiga!
 
 
 


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