A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El Discípulo y el Ruiseñor

 
 Hoy voy a continuar con el libro del Jardín del Amado, pues quiero compartir con ustedes esta lección, que después analizaremos.
 
Libro, El Jardín del Amado, autor Robert Way, Editorial Pomaire 1980
 
Había en el Jardín muchísimos y bellos pájaros cuyos cantos se unían de manera tal que nadie habría podido distinguir qué pájaro emitía cuál canción, lo que no era obstáculo para que el conjunto de la melodía fuese de una indescriptible dulzura.
 
Entre todos estos pájaros sólo había uno que carecía de belleza. Era pequeño y de color marrón y veíase como un guijarro en medio de un cofre de joyas. Y ello le pareció al Discípulo como un invitado a una boda que no llevase sus mejores galas para mayor gloria del Amado. En consecuencia se enojó mucho por el gran celo con que cuidaba el bien del Amado y expulsó al pájaro del Jardín.
 
Pero tan pronto como el pájaro voló fuera del Jardín y a pesar de que los otros pájaros continuaban cantando melodiosamente, pareció como si la canción del Jardín hubiese perdido su dulzura, y las bellas rosas del Jardín inclinaron sus cabezas y empezaron a morir.
 
De inmediato vino el Amante y le preguntó al Discípulo qué le había ocurrido al pájaro marrón.
 
El Discípulo se asombró mucho y le contó al Amante cuanto había pasado.
 
No había aún acabado de escucharle, cuando el Amante salió a toda prisa fuera del Jardín y llamó al pájaro marrón que vino volando a posarse en su hombro.Acto seguido lo llevó nuevamente al Jardín donde al punto empezó a cantar con la alegría que le causaba el retorno. Y el Jardín recuperó la plenitud de su melodía y las rosas volvieron a alzar sus cabezas.
 
Entonces el Discípulo le preguntó al Amante:
 
- Señor, te suplico me digas qué pájaro es éste y cómo pudiste de inmediato percibir su ausencia en el Jardín.
 
Replicó el Amante:
 
-Se llama ruiseñor, y en la misma medida en que su plumaje es de menor belleza que el de los otros pájaros , es má dulce y alto su canto que el de todos los demás, de manera que llena todo el Jardín con su melodía y hasta las rosas inclinan sus cabezas cuando dejan de escucharlo.
 
Por lo que el Discípulo comprendió que cada cosa posee sus propios dones para ofrendar en servicio del Amado. 
 
Este breve pasaje Del Jardín del Amado,nos da una lección muy importante,que es  la humildad,a veces en nuestra vanidad, cuando vemos o conocemos a alguien que no nos parece tan importante e incluso insignificante, no le prestamos atención. En otros casos, como en el que les voy a relatar ahora, fué más bien la ignorancia y la candidez de dos chicas estudiantes de 1er año de Biología, que acuden al Jardín Botánico de su ciudad a buscar información para hacer un trabajo de Botánica....
 
Mi amiga y yo nos pusimos de acuerdo para ir al jardín Botánico, estacionamos el coche y subimos una pequeña cuesta que daba al gran edificio central de la institución, en este edificio estaban, la biblioteca, los laboratorios, el gran almacen de especies recolectadas y catalogadas desde la época en que Humbolt y Bompland estudiaran la Flora y Fauna de Venezuela en el siglo XIX., la coordinación del Jardín, y las oficinas de Secretaría y Dirección.
 
Cuando llegamos al edificio, nos encontramos con una señora muy amable que nos indicó dónde estaba la biblioteca y nos preguntó qué profesor nos había enviado, y le dijimos que nuestra profesora de Botánica, ella era muy conocida por esta dama y nos pidió que le enviáramos sus saludos.
 
Contentas, nos dirijimos a la biblioteca, buscamos en los archivos los libros que nos podían hacer falta y empezamos a hacer una recopilación de apuntes para nuestro trabajo, todos los días acudíamos a la misma hora y casi siempre veíamos a la señora del primer día, unas veces sola y otras acompañada de un señor mayor, que nos preguntó cómo nos iba con la investigación, qué nos llamaba más la atención, etc. Nosotras fascinadas hablábamos con ellos y les contábamos las maravillas que estabamos descubriendo, y así pasaron quizás unos quince días.
 
Un buen día cuando salíamos de la biblioteca con la finalidad de ir a almorzar algo frugal y seguir de nuevo recopilando apuntes, nos topamos con la pareja de señores que se nos habían hecho tan habituales, y nos preguntaron que a dónde íbamos y le dijimos que posiblemente a comprarnos un ¨asquerosito doble¨ jerga de los estudiantes para referirnos a la hamburguesa que vendían en un carromato cerca de la plaza del Rectorado de la UCV, a lo que ellos nos dijeron que también iban a almorzar, que fuéramos con ellos.
 
Tanto mi amiga, como yo, pensamos automáticamente en cuánto dinero llevábamos en el bolso y si nos alcanzaría para pagar nuestra cuota parte del almuerzo, y pensamos que sí, y aceptamos.
 
Nos montamos en el coche del señor y recorrimos las calles que dan salida a la Univercidad y vimos con asombro que se dirigía a una zona cercana, donde habían los mejores restaurantes de la zona, Restaurantes muy caros, nosotras no podríamos ni pagar un café,menos un almuerzo, y cuando el señor aparcó el coche para que un chico fuera a estacionarlo, nosotras hicimos el intento de marcharnos y darles las gracias, que ahora estábamos más cerca de otro lugar de comida rápida.... No nos dejaron hablar y de repente el señor mayor nos dijo:
- ¿No le van a rechazar una invitación al Director del Jardín Botánico,ni a la secretaria de la Facultad, verdad?....
 
Si les digo que la cara de mi amiga y la mía se nos pusieron blancas y luego rojas hasta las raices del cabello, nos quedamos cortas, yo tartamudeaba, quería que la tierra se abriera y me tragara y mi amiga casi se desmaya, agarradas de la mano como para no caernos muertas de la verguenza.
 
Nosotras en nuestra ignorancia, habíamos tratado a estas personas como si fueran miembros del personal de la Universidad, pero comunes y silvestres y ellos a su vez, sabían que no teníamos ni idea de quiénes eran...
 
Al final entramos al Restaurant Il Vecchio Molino, de comida italiana,y luego de superado el estupor y la torpeza inicial, conversamos hasta los postres, que amablemente rechazamos, para que la cuenta no fuera mayor, y por supuesto no dejó que ayudáramos a pagar la misma.
 
Nos dijo que estos quince días con nosotras había sido para los dos una experiencia refrescante, porque al no saber quienes eran, los habíamos tratado con naturalidad, sin pleitecías, y les habíamos vuelto a contagiar el amor por lo que hacían,el ya tenía más de 20 años como Director del Jardín Botánico, Nuestro querido y siempre recordado Dr. Tobias Laser, que en Paz descanse, seguiríamos en contacto por un tiempo más, hasta que al fin, como pasa siempre, nos iríamos alejando, porque la carrera cambiaba el horario de tarde a la noche y había que empezar a trabajar para ir agarrando experiencia al terminar los estudios.
 
Pero creo sin temor a equivocarme, que tanto a mi amiga como a mí, esta lección de humildad y de gentileza de estas dos personas tan brillantes, quedarán por siempre grabadas en nuestro corazón. Dios los Bendiga y también a nosotras, porque a pesar de los años, todavía tenemos capacidad de asombrarnos y de aprender hasta de las cosas más simples con las que nos topamos en cada etapa de nuestra vida.
 
 

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