A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Hacer las cosas con Amor...










Cuando hablamos, leemos o pensamos en hacer cosas con Amor, generalmente creemos que se trata de aquellas cosas referidas al amor de pareja, o a la convivencia, y sin embargo, hacer las cosas con Amor abarca un espectro muy amplio, como un abanico con múltiples pliegues de colores infinitos.

Yo creo que el Amor se manifiesta de múltiples maneras, desde el simple saludo de una madre a sus hijos cada día, el cariño a la mascota o mascotas, cuando regamos o plantamos unas plantas en la casa, cuando agarramos una pieza de tela y la transformamos en el disfraz del hijo o hija para la escuela, a veces sin tener nociones de costura, pero con unas ganas locas porque lleven algo hecho por nosotras.

En la manera que el maestro/a o docente se dirige cada día a su escuela a impartir clases y comparte incluso su hora de recreo con los chicos, juega a la rueda y le enseña aquellas canciones de cuando él era párvulo, y que quedaron impresos en su memoria.

Cuando un adulto ama lo que hace, se nota en la forma en que desempeña su labor de cada día, siempre tiene una sonrisa de bienvenida, es abierto, claro, sencillo, y si tiene que decir NO, lo hace de tal manera, que la persona sale contenta por el respeto con el que ha sido tratada. 

En eso se diferencia de la gente que va a trabajar por obligación, porque no tiene otro remedio, que está pendiente solamente de que termine la hora de trabajar y salir rápido de las instalaciones. 

La persona que ama lo que hace, sabe a qué hora llega, pero no está pendiente del reloj, sin embargo, sí lo está de que las cosas se hagan bien, de buscar la manera de que la gente se sienta motivada, posiblemente sea el empleado creativo que idea alguna forma para hacer mejor un procedimiento, que si el sistema operativo no tiene una forma de calcular o representar las cifras que necesita, piensa, reflexiona, y luego le presenta a su superior inmediato un esquema hecho a lo mejor con Excel, con una Hoja de Cálculo, pero que permite ver en forma clara el nivel de productividad e incluso hacer la gráfica que muestra la tendencia de crecimiento.

A lo mejor no es el alma de la fiesta, pero si es una de las hormigas trabajadoras que logra, en equipo, que las cosas funcionen, seguramente no buscará que lo halaguen, y si lo hacen, se sentirá cohibido, pues no era su fin, al contrario, sólo buscaba que las cosas se hicieran bien, y representara el trabajo de toda la unidad a la que pertenece.

Por eso, cuando ese empleado honesto se va, por diferentes causas, a otro lugar o empresa, no será fácil llenar su puesto, porque posiblemente, lo que daban por sentado, ahora no se da, cada persona tiene una capacidad de trabajo y entrega a lo que hace y no todos lo hacen igual.

Una vez me encontré con el libro La Fuerza del Creer del Dr. Wayne Dyer, en este libro, que leí hace unos 20 años atrás, el autor nos habla de dos aspectos muy importante del buen hacer de las cosas:

a) Hacerlas con Amor, es decir dar de nosotros lo mejor cada día.
b) Caminar un kilómetro de más cada día, que significa dar el 101%. No limitarnos a hacer lo que se nos pide que hagamos, sino involucrarnos, tomar el proyecto del conjunto, como propio, y hacerlo todo lo mejor que podamos.

Si logramos interiorizar estas dos máximas, y hacerlas parte de nuestra esencia vital, estoy segura que con un poco de esfuerzo de nuestra parte, lograremos grandes resultados, sólo hay que querer hacer las cosas, hay que Amar hacer las cosas.

Por último les dejo un vídeo precioso, sobre lo que el amor y el interés en hacer algo, sustituye a todo lo demás, y como ese sencillo acto, cambia toda una vida.

Que Dios los bendiga


Mireya Pérez



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