Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos hecho la pregunta de las cuarenta mil ¨lochas¨ o ¨perras chicas¨o céntimos de $, sobre ¿Qué hubiera pasado en nuestras vidas si....?
La respuesta es muy sencilla, NO ESTARÍAMOS AQUÍ, si aunque no lo crean, para llegar aquí debían ocurrir todas las cosas que han pasado, las que nos causaron alegría, las que nos derrumbaron de dolor por unos momentos, meses y hasta años... Pero una vez superado el trance de dolor, de angustia, de desasosiego, si analizamos fríamente, como quien da un paso atrás en su cuerpo, y se desdobla y pudiera ver al ser humano que somos, nos daríamos cuenta, que gracias a esa experiencia, hemos devenido en lo que somos hoy, porque el dolor, la pena, la incertidumbre, a pesar de lo negativo que pueda ser, nos transforma, nos cincela como si fuéramos barro maleable y nos convierte en el ser humano que somos hoy. Mucho más fuerte, más enriquecido espiritualmente, más valiente, hasta más seguro de sí mismo.
Me dirán que es injusto que para evolucionar debamos pasar por el dolor, y yo les voy a remitir al cuento de La Oruga y La Mariposa.
Había una vez un gusano que todos los días miraba con embeleso a las flores del prado cercano, y veía como las abejas, los pájaros y las mariposas subían hasta su corola y libaban su néctar, y el gusano suspiraba porque él quería llegar hasta ellas y besar sus pétalos de hermosos colores.
Un buen día se armó de valor y decidió escalar por el tallo de la flor hasta llegar a su corola, y se dirigió tenaz hasta el prado donde estaban las flores, sólo que el viaje le costó casi tres días, cuando extenuado llegó a la base de la planta donde vivía la flor, ya era de noche y estaba muy agotado, asi, que esperó hasta la mañana siguiente... Y al amanecer comenzó su lento ascenso hasta la flor, tardó casi todo el día en llegar apenas a la mitad del camino, cuando ya con sus fuerzas casi acabadas, se recostó un rato para descansar, sin observar que su cuerpo lentamente volvía deslizándose a la base de la flor.
Al día siguiente vio con asombro cómo todo el tramo que había adelantado se había convertido en nada, pero no lo amilanó, comenzó de nuevo, y volvió a suceder lo mismo, cuando se agotaba y se quedaba dormido, de nuevo regresaba a la base de la flor...
Un día de repente, sintió que todo a su alrededor se iba apagando y como cubriendo con una espesa niebla, fuerte, incapaz de ser traspasada por nada, y se sumió en un sopor que lo fue aletargando poco a poco. Pasarían muchos días, hasta que un día por fin, el caparazón que lo oprimía y le impedía salir, se fue resquebrajando y lentamente fue estirándose y de repente sin darse apenas cuenta pudo salir del capullo que lo aprisionaba, pero OHHHHH, sorpresa!!!! ya no era él mismo, ahora era una grácil y hermosa mariposa, y por fin estrenando su espléndidas alas pudo volar hasta la Flor y libar ahora ella la dulzura de su néctar... Qué alegría más grande!!!!!. Su sueño por fin se había cumplido!!!.
La moraleja de este sencillo cuento es que a veces debemos pasar por situaciones complicadas, extenuantes e incluso totalmente desmotivadoras, para lograr nuestros sueños. Pero si perseveramos, si continuamos con nuestro objetivos, no importa las veces que tengamos que comenzar de nuevo, lo lograremos. Y si no nos convertimos en Mariposas hermosas y brillantes, seguramente nos habremos convertido en la mejor versión de nosotros mismos, que creo sin lugar a dudas es el motivo y la razón de nuestra existencia, la misión que debemos cumplir.
No tengamos miedo de luchar, a veces a una edad en la que deberíamos sólo sentarnos en el salón de la casa a ver a los nietos jugar, nos toca volver a iniciar el camino, y a veces es desconsolador, lo se, pero mientras hay vida hay esperanza, y si otros se han podido reinventar, ¿por qué nosotros no?. Tenemos la capacidad, o por lo menos forma parte del equipaje, que a lo mejor no hemos desarmado, pero están ahí, dobladas, agazapadas, o esperando que las volvamos a usar, todas esa capacidades, esos dones con que Dios y la Naturaleza nos creó, para que las usemos, y podamos disfrutar del hermoso regalo que es Vivir.
Ánimo!!! sin miedo, adelante, que lo mejor está por venir, sólo tenemos que confiar en nosotros mismos, y como la Oruga, perseverar, y seguir intentándolo una y otra vez, al final estoy segura que cumpliremos nuestro sueño. Yo por lo menos lo intento todos los días.
Que Dios los bendiga.
Mireya Pérez
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