A los compañeros del tren especial que es nuestra vida

sábado, 8 de noviembre de 2014

Al otro lado del miedo....













Cuántas veces en nuestra vida no nos hemos enfrentado a situaciones que lejos de darnos ánimo, nos infunden temor e incluso un miedo que nos paraliza, como en las pesadillas cuando soñamos que alguien o algo nos persigue y queremos gritar pero no podemos.

Y cuántas veces también, después de habernos sobrepuesto al temor y haber dado ese primer paso, nos encontramos con que las cosas, las situaciones o las personas no eran lo que temíamos, y que sólo era un producto de nuestra imaginación que nos tenía atados a lo que ahora en la época de la PNL( programación neuro lingüística) llamamos zona de confort.

Pues sí, a veces resulta que tenemos un saboteador interno, que tiene mucho miedo a los cambios, por no decir que le aterran, y que al menor signo de viento a favor o en contra se esconde bajo las sábanas de su imaginación esperando a que amaine el temporal para luego aparecer atemorizado y dándole gracias a todo, porque aparentemente todo sigue igual a lo que está acostumbrado...

Por qué tenemos tanto miedo?. Quién nos enseñó el miedo?. Yo observo a los niños pequeños cuando comienzan a caminar, y salvo el cuidado que hay que tener para que no se hagan daño, me fascina verlos superarse a ellos mismos, si se caen de culete cuando tratan de dar los primeros pasos, te miran como diciendo ¡Mira lo que ha pasado! y se vuelven a levantar con una sonrisa de oreja a oreja, no tienen miedo de volverse a caer, lo intentan una y otra vez, hasta que por fin lo logran y la cara de alegría del que ha conseguido un triunfo es digno de la mejor instantánea del mundo. Yo no olvidaré nunca la cara de mi nieta mayor cuando logró pararse y aguantarse sobre sus piernas los primeros segundos, estaba exultante de felicidad, lo había logrado!!!!

Pero en algún momento de nuestras vidas, muy posiblemente alguien que nos quería bien, pero que no tenía idea de lo que sus palabras podían significar para nosotros, nos inculcó la fatídica frase ..No puedes!!!. Si supiéramos el daño que hace ese ¨programa¨ en nuestra mente... Sin embargo, el daño es reparable, solo hay que hacer cada día un ejercicio muy importante para nosotros mismos, y es decirnos: Si puedo!!!!.

Yo suelo utilizar un ejercicio que me dio un chico que conocí cuando era joven, y que ha sido un referente de lo que significa crearse a sí mismo. Este chico era un joven ambicioso, emigrante en una gran ciudad, sin dinero, pero con desparpajo y a pesar de que no tenía donde caerse muerto, como dice el refrán, construyó una pequeña fortuna y en 10 años, logró tener un nivel adquisitivo alto, conoció a gente importante que le abrió puertas y le permitió crecer como persona y como hombre de éxito. Un buen día conversando en su casa de todo y de nada en particular, llegamos al punto en que las conversaciones se hacen muy interesantes y me confió su secreto, que por demás , luego he leído en varios autores de auto ayuda como el Dr. Wayne Dyer, Depra Chopra, Og Mandino, Jorge Bucalya, entre otros. El ejercicio es el siguiente:

Cada mañana cuando vayas a la toilette, mírate en el espejo, observa a ese ser humano que se asoma, sí, ese que eres tu, ¿alguna vez le has dicho lo importante que es para ti?, las cosas buenas que tiene, sus sentimientos, su forma de ser, lo generoso que es, lo agradecido que estás porque te acompaña cada día. Dirán ¿y como voy a hacer eso, si soy yo...? 

Sí pero seguramente has estado tan pendiente de lo externo, que te has olvidado, que aunque todo alrededor existe, para ti, lo mas importante eres tu, eres tu único bien tangible, eres la única posesión indivisible que tienes. Y seguramente nunca te has dicho a ti mismo que te quieres...

Yo nunca lo hice hasta hace algún tiempo, en que me miré al espejo, y el ser humano que se asomó a él, me gustó, no era una mujer joven, tenía canas y cicatrices en la piel y en el alma, pero me gustó su mirada, limpia y cristalina, y hasta valiente, y me amé, amé y amo a esa mujer que ha luchado con uñas y dientes, que se ha aferrado a la vida, que ha luchado y ha perdido, pero también ha ganado algunas batallas. Cada día le doy gracias a Dios, porque aunque parezca tarde, he aprendido a quererme y a estimarme, y aunque no soy mejor que nadie, se que nadie tampoco es mejor que yo. Que cada uno es valioso por si mismo, y que yo también valgo, y tengo mucho que aportar y que aprender. En eso consiste la vida.

He tenido miedos, algunos los he vencido, a otros todavía tengo que plantarles pelea, pero se que hoy soy más fuerte que ayer, que tengo herramientas morales, físicas y espirituales para poder combatir contra ese enemigo interno que a veces me ha saboteado, pero que también le he ganado en más de una batalla. Sólo tengo que creer en mí, Dios en su infinita misericordia me ha dado la llaga, pero también la medicina, y estoy aprendiendo a utilizarla.

Y si yo he podido, y si yo todos los días lo intento,¿por qué ustedes no?. No son menos que yo, y posiblemente tengan más herramientas de las que yo he logrado encontrar, pues cada ser humano está en una diferente escala de evolución espiritual, emocional, mental y física. Sólo hay que dar ese primer paso, como el niño que se levanta por primera vez, ¿que nos podemos caer?, vale, ¿cuál es el problema?..., solo tenemos que intentarlo de nuevo, yo lo he intentado muchas veces, y sigo haciéndolo. 

Se que al final venceré y lograré mis metas, grandes y pequeñas. Cada día es de por sí una ganancia.

Combatamos nuestros miedos, amemos al ser humano que se asoma a nuestro espejo cada día, y demos gracias a Dios por todo lo recibido y por esas ganas renovadas de vivir!!!!.

Dios los bendiga

Mireya Pérez.





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