No hay amor más grande que aquel que surge del corazón en forma espontánea, limpia, ligera como el viento, sin apego a los bienes materiales, solo por el simple hecho de existir.
Cuando se Ama al género humano en general y se acepta al otro y/o a los otros u otras, tal como son, no hay apegos, no hay Ego que impida el libre fluir de los sentimientos en forma pura, por el simple hecho de existir en sí mismos. Amar debería ser una forma natural de expresión del ser humano, pero a los niños se les coarta su expresión desde que son pequeños, para evitar aparentemente que sufran. Y no hay mayor sufrimiento para un niño que el no ser amado. Cuando un padre o madre no abraza espontáneamente a un hijo, cuando no lo aprieta entre sus brazos, transfiriéndole ese calor tan especial de corazón a corazón, priva al niño o niña del sentido de seguridad que necesita y ese progenitor se pierde a su vez de una de la experiencias más enriquecedoras del ser humano.
¿Tienes hijos? Cuándo fue la última vez que le dijiste Te quiero!!!!!. Yo lo hago cada vez que puedo, y cuando los veo, los abrazo y les doy no un beso, sino miles de besos.... Soy la madre besucona y la abuela besucona.... jajajaj.
Les cuento una anécdota:
Mi nieta mayor tiene ahora 4 años, pero a principios de año, en una de sus visitas a casa, pues viven en otra ciudad, al llegar a casa apenas abrí la puerta me dijo:
- Abuelita hoy no me beses ni me abraces, que hoy no quiero.-
Confieso que por unos segundos me quedé de piedra, pero al instante le dije:
- No hay problema mi cielo, entonces le daré a tu hermano, los besos que tenía para tí...-
- No abuelita, eso no, esos son mis besos!!!...- y corrió a mis brazos para que yo la apachurrara y la besara, jaja.
Cuido siempre como madre, esposa, amiga, abuela, compañera, ser humano en general, de dar y transmitir Amor en todos y cada uno de los momentos o acciones de mi vida. Sin embargo, confieso que la mayoría de las veces, cuando era muy joven, no me atreví a hacerlo, por miedo a ser mal interpretada o a ser catalogada de una manera u de otra. Hoy que soy una mujer adulta que transita la edad más interesante de su vida (camino con inteligencia y gratitud hacia la edad de Diamante), no me preocupa si la gente entiende mal o no, lo que hago o dejo de decir. He decidido que el error está en los demás, yo en lo personal, aporto mi pequeño grano de arena, de manera que a lo largo del tiempo que Dios me dé de vida, pueda aportar por lo menos, un puñado de arena, al Amor cósmico, personal, elemental, físico y espiritual, de cada persona que Dios me ponga en el camino, y así ayudar a que este planeta en el que vivimos sea más amable, tolerante y amoroso con las personas, plantas y animales que conforman este hermoso y fascinante ecosistema llamado Planeta Tierra.
Perdemos tanta energía en criticar al otro, en ver la brizna de paja en el ojo ajeno, sin ver la viga T de hierro que tenemos en el nuestro. Me preocupa sobremanera cuando alguien hace comentarios a la ligera sobre otro ser humano, y me pregunto ¿ Quién soy yo para juzgar?¿ Acaso mi vida ha sido perfecta y sin altibajos?¿No he cometido yo también errores e incluso los sigo cometiendo?. Perdóname Señor porque a veces no se lo que hago o a veces aún sabiéndolo, mi ego y mi soberbia pueden más que mi yo interno, que lucha día a día para que yo sea un ser humano más Humano.
Debo confesar que a veces me meto donde nadie me llama, pero la vida es tan corta, y la gente no se da cuenta, y pierde energía y tiempo valioso en cosas que no tienen sentido...Si alguien me hubiera abierto los ojos hace muchos años atrás, no habría cometido tantos errores, o por lo menos habría podido evitar algunos de ellos. Me dirán que nadie aprende en cabeza ajena. Lo se, pero ese alma de consolación que hay en mi se debate cada día en hacer lo que se espera que haga, o en hacer aquello que mi conciencia me dicta que debo hacer. A veces gana una, y a veces a mi pesar la otra...
Una de las cosas que quisiera legar como herencia espiritual a todas las personas que amo es precisamente el Amor, en su sentido más amplio, esa alegría de disfrutar y compartir las cosas simples y hermosas de la vida: la luz del amanecer, el canto de los pájaros en libertad, el vuelo majestuoso de un ave espléndida como el Águila, el Cóndor, etc. La lluvia, el rocío, el caminar por una playa y sentir cómo los pies se hunden en la arena, el sentir el vaivén del agua y las olas que rompen en la arena, la brisa que sopla y murmura tu nombre o el suyo..., la luz del atardecer, el sol que calienta nuestro cuerpo y que permite que la vida fluya en su máximo esplendor en este hermoso planeta que habitamos, la fragancia de las flores magníficas y hermosísimas que Dios nos ha regalado a millones en todo el mundo, el sonido de las cascadas, los ríos, el murmullo del mar, que a veces nos arrulla, las estrellas que iluminan con su fulgor las hermosas noches en zonas alejadas de la ciudad, y que permiten que a simple vista podamos admirar la maravillosa obra del Creador...
A donde quiera que miremos hay una expresión de amor a nuestro alrededor, incluso en las cosas materiales, porque, para que ellas existan deben haber sido soñadas, imaginadas, creadas por alguien, que un buen día tuvo un sueño o la intuición de que esto o aquello iba a ser útil, para él o para muchos, no importa, lo realmente importante es el hecho de tener un sueño, plasmarlo y construirlo. Los seres humanos también somos el sueño, el amor de alguien que un día soñó con recibirnos en sus brazos, que nos cuidó y protegió, y que nos dió lo mejor de si mismos, o por lo menos lo intentó.
Como ven, todo es Amor, por ello debemos dar todos los día a manos llenas, se que aunque lo hagamos en forma altruista, solo por el mero sentimiento gratificante de Amar, también recibiremos aquello que sembremos. No se cansen nunca de amar, es gratis, es dulce, es hermoso y es total y absolutamente humano, somos los únicos en la gran Creación de Dios que podemos dar y recibir Amor, en mayúsculas. Hagamos la diferencia en nuestras vidas y en las de que tocamos o en las de los que conocemos, les prometo que no se van a arrepentir.
Que Dios los bendiga
Mireya Pérez
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